Siete fuerzas que influyen en la gestión de comunidades
Cuesta poner en duda la superioridad de las redes para actividades como el aprendizaje colaborativo (tipo “comunidades de práctica”), la experimentación de nuevos abordajes culturales, la generación de ideas, o movilizarse a favor de alguna reivindicación colectiva.
Pero qué pasa cuando el desafío consiste en poner a trabajar juntas a muchas personas para conseguir unos resultados determinados dentro de unos plazos y unos costes, y que lo hagan además cultivando una relación continuada. Me refiero a redes “productivas” y “estables”, o sea, un modelo reticular, sin lazos orgánicos, que se plantea trabajar por proyectos dentro de unos plazos, y que pueda superar en eficacia a la empresa.
Según mi experiencia, esas condiciones solo pueden cumplirse si concebimos redes de orden superior, algo más que “redes” ordinarias, y que por eso habría que llamarlas de un modo distinto, para distinguirlas de las basadas en lazos débiles, que son buenas para propiciar conexiones aleatorias y creativas, pero no para servir productos y servicios, o gestionar proyectos complejos. Read more ›